20 de diciembre de 2014

IV DOMINGO DE ADVIENTO. CICLO B

Y SE FUE EL ÁNGEL
La oración colecta de este domingo, IV de Adviento, ya nos pone en situación de espera.

Esta oración es muy conocida porque la rezamos hasta tres veces al día:

“Derrama, Señor, tu gracia sobre nosotros que por el anuncio del ángel hemos conocido la encarnación de tu Hijo, para que lleguemos, por su pasión y su cruz, a la gloria de la resurrección”.

Es bueno constatar que, ya desde la llegada de Jesús a este mundo, quiere la Iglesia que meditemos su misión completa: nos trae la salvación de Dios con su encarnación, pasión, muerte y resurrección.

A su vez la oración última nos invita a pedir a Dios la ayuda para prepararnos con fervor a la celebración del misterio del nacimiento de su Hijo.

· En el segundo libro de Samuel se nos cuenta cómo habiendo llegado el pueblo de Israel a la estabilidad, después de tantos años de trashumancia, David quiere hacer una casa a Dios, como corresponde:

Todos tienen ya su casa, también hay que hacerle una casa a Dios: “Yo estoy viviendo en casa de cedro, mientras el arca del Señor vive en una tienda”.

Aunque Natán, en el primer momento aceptó la propuesta del rey: “ve y haz cuanto piensas, pues el Señor está contigo”, pronto Dios le mandó cambiar los planes.

El templo de Dios lo construirá Salomón pero a David le asegura que tendrá una descendencia que permanecerá para siempre. A esta descendencia Dios le da el nombre de “casa”.

“Tu casa y tu reino durarán por siempre en mi presencia; tu trono permanecerá por siempre”.

Es bueno que desde ahora veamos cómo se cumplen estas palabras en el Evangelio de hoy:

“Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin”.

· El salmo responsorial nos invita a cantar las misericordias de Dios sobre su pueblo:
“Cantaré eternamente tus misericordias”. Y a continuación se repite la promesa hecha a David:

“Sellé una alianza con mi elegido, jurando a David mi siervo: te fundaré un linaje perpetuo, edificaré tu trono para todas las edades”.

· La segunda lectura nos trae las últimas palabras de la carta a los Romanos.

Se trata de una doxología (palabras de glorificación) en la que Pablo nos habla de la gran noticia para toda la humanidad.

Es el Evangelio, la Buena Nueva no solo para Israel, sino para todos los hombres, incluidos los gentiles.

Esto nunca lo hubieran podido conocer los humanos (Pablo lo llama “gran secreto”) sino hubiera sido por revelación de Dios.

· Aunque brevemente el verso aleluyático nos enseña la actitud que debemos adoptar frente a los planes de Dios en nuestra vida. Son palabras de la Virgen:

“Aquí está la esclava del Señor. ¡Hágase en mí según tu palabra!”.

· Espiguemos algunos pensamientos del Evangelio, tan conocido como profundo y siempre nuevo del anuncio del ángel Gabriel a María.

* Gabriel significa “fuerza de Dios”.

* José pertenece a la estirpe de David, como dice Lucas y presenta largamente la genealogía del Evangelio de Mateo.

En este sentido David es su padre y Jesús pertenece a la “casa de David”. Precisamente por Él la dinastía del real profeta reinará para siempre.

El hecho de ser José el padre legal de Jesús, según la tradición judía transmite esta pertenencia.

Por otra parte, una enseñanza de la Tradición cristiana afirma que también María pertenecía a la casa de David.

* El ángel felicita a María porque su alegría es fruto de la gracia de Dios de la que está llena.

* “No temas María”. La gente del pueblo de Dios frente a cualquier manifestación sobrenatural se sentía sobrecogida de temor, por eso tantas veces aparecen en la Biblia expresiones como ésta: ¡no tengas miedo!

Con estas palabras el ángel abre el camino a un diálogo profundo entre María y él.

* “No conozco varón”. Estas palabras, en el sentido bíblico de que se trata, se refieren a las relaciones matrimoniales. Así manifiesta María que ni tenía estas relaciones con José ni las pensaba tener.

* “Concebirás… el Espíritu Santo vendrá sobre ti y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra”.

Muchas veces en la Biblia la nube es signo del Espíritu Santo y aquí la sombra que proyecta esta nube sobre María habla de la fecundidad y “por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios”.

* “Y se fue el ángel”.

Las cosas de Dios tienen de extraordinario (milagroso) solamente lo necesario. Después hay que seguir solos y valientes aunque siempre con su apoyo, dentro de lo normal.

Se fue el ángel. Misión cumplida. Y todo siguió normalmente… 

¡¡¡Y llegó Jesús!!! 

Cada semana el día del Señor nos une y aunque no tenemos la alegría de conocernos personalmente gozamos con la Palabra de Dios.

Es un motivo más que importante para que nos felicitemos mutuamente con la alegría de la Navidad.

Les deseo un nuevo y profundo encuentro con Jesús, Verbo encarnado, en estos días.

Y que el Divino Niño y su Santa Madre nos conduzcan durante el 2015 para vivir cada vez más cerca de Dios y de los hombres, sobre todo de los que más nos necesiten.

¡FELIZ NAVIDAD!
José Ignacio Alemany Grau, obispo